terça-feira, novembro 10, 2009

El liberalismo económico: esa falacia

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Este artículo de Brian McCall salido recientemente en The Remnant es una delicia. Llama la atención sobre aspectos fundamentales de la economía cuando se la enfoca desde la luz de la Fe o desde el Derecho Natural. Quizás incluso le sirva hasta a O Corcunda para incluirlo en su Revista de Teoría Política.

La economía es una ciencia que estudia las acciones humanas necesarias para proveer, para satisfacer, las necesidades humanas. En sí mismo este fin es un fin intermedio. Y esto es así porque para el católico el fin último es la visión beatífica de Dios y desde la Moral Natural el fin último es vivir virtuosamente en paz. Esto último está sacado de Aristóteles y conlleva profundas implicaciones tanto para la persona como para la sociedad.

El eje del trabajo de McCall es que esas acciones necesarias que estudia y lleva a cabo la economía implican decisiones. Y dondequiera que hay decisiones la Moral y la Ética se meten de por medio. Las decisiones económicas –lejos del liberalismo rampante que hoy padecemos- no tienen un fuero aparte que las libera de la Moral. Están sometidas a la Moral y, si no se ajustan a ella, son inmorales. La economía no es una ciencia ciega y determinista.

De todo lo anterior se colige que el fin del beneficio no es un fin último y, menos aún, un fin en sí mismo. El beneficio está limitado por muchos axiomas morales. A la búsqueda del beneficio de manera desordenada se le llama avaricia, se disfrace como se disfrace este pecado y este mal moral.

Lean, por favor, el trabajo sobre los liberales económicos de Brian McCall. ¿No creen que el mundo está lleno de avaricia después de leer este trabajo?

El liberalismo político resulta inaceptable para un católico. El liberalismo económico también.

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Rafael Castela Santos

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