terça-feira, novembro 23, 2004

España como muestra del neocapitalismo amoral

L’Esclat es una publicación digital catalana que viene ya reivindicando hace mucho tiempo una cosmovisión eminentemente católica e hispánica de las Españas. Queremos dejar no sólo constancia a los lectores de A Casa de Sarto de su existencia, sino de los excelentes textos con que está sazonada.
Como ejemplo de ello reproducimos a continuación “la pluma roja”
, reflejando la labor de laminación de la cultura cristiana desarrollada por los antiguos comunistas, hoy reciclados en ultracapitalistas financieros en lo económico, cosmopolitistas en lo político y nihilistas en lo filosófico, pero a los cuales el sistema ha otorgado el monopolio de la cultura. España, donde la omnipresencia de un grupo mediático-editorial (PRYSA) es masiva, es un buen ejemplo de cuáles son los resultados de semejante labor de destrucción por parte de estos “rojos” renovados. La connivencia de la llamada “derecha” liberal con la siniestra –palabra latina que designa la izquierda … y no en vano- queda ilustrada en el texto. El italiano Croce habló ya en los cuarenta de la barbarie que se venía encima al mundo, el orden inicuo de lo que él denominó con excelente criterio “neocapitalismo amoral”.
Porque la Ciudad, la Polis, no tiene más que dos opciones. O con Cristo o contra Él, como nos recordaba San Agustín. Cuando nuestras naciones y esta Europa reniegan de Cristo sólo se puede esperar el suicidio de nuestras Patrias en lo político y la vuelta a la barbarie en lo cultural y lo filosófico, sólo que ahora no sería como en los tiempos precristianos sino que sería una barbarie luciférica. Estos intelectuales orgánicos y no orgánicos, estos escritores e ideólogos de la “pluma roja” son la anti-civilización occidental y cristiana. De ahí que haya, más que nunca, que volver a los clásicos: a Grecia, a Roma, a los Evangelios y a los Santos Padres.

La pluma roja
Miguel Angel Espasadín
La izquierda monopoliza la cultura y los medios de comunicación en España. La herencia estratégica del comunista Gramsci sigue siendo asumida por los partidos socialistas occidentales, y, especialmente, por el PSOE. Recordemos que Gramsci primaba la infiltración cultural a la violencia para la conquista del poder en Occidente.Se trata de conquistar las superestructuras del poder (la prensa, el cine, el teatro, la radio, la cátedra, los ateneos, la música, las salas de arte, los círculos intelectuales, etc.) para así conquistar a la sociedad civil y tomar el poder. El mundo de la educación, el de la cultura y el de la información, son los objetivos preferentes de la infiltración izquierdista.Transcurridos ya doce años desde la caída del Muro de Berlín, los comunistas, reciclados en socialdemócratas, siguen controlando la cultura y la información. La antorcha gramsciana ha pasado de manos comunistas a manos socialistas, pues los partidos socialistas occidentales no esconden que admiran la inteligencia y el éxito que esta estrategia posee. El fracaso del comunismo fue debido al espantoso desastre económico, tecnológico y espiritual de los países que configuraban el bloque soviético, pero la estrategia gramsciana de infiltración, fue y sigue siendo un éxito izquierdista en Occidente. El socialismo occidental toma el relevo y su “pluma roja” nos bombardea a diario por tierra, mar y aire desde su privilegiada posición en lo alto de la colina cultural e informativa.Y es bien sabido que quien domina la información domina el poder político o no tardará en conseguirlo. El mundo cultural y el informativo son las dos llaves que abren la puerta del poder político. De poco le servirá a la pusilánime y lerda derecha liberal esgrimir éxitos económicos, está abocada al fracaso y la derrota, debido a su acomplejamiento, mimetismo, cobardía y vacío cultural.La “pluma roja” es capitaneada en España por el magnate de la información Señor Polanco, dueño de El País, Canal Plus, Editorial Santillana y de infinidad de peones situados estratégicamente en el mundo de la comunicación. Es también dueño de la Cadena Ser de radio, y dueño también del PSOE.La “pluma roja” del Sr. Polanco aplaude el progresismo disgregador en la Iglesia. Defiende el aborto, estimula el divorcio, justifica la droga, se regodea en la inmoralidad sexual, ridiculiza la moral cristiana, se mofa del Papa, persigue al patriotismo, fomenta la homosexualidad, descristianiza a España, alaba la masonería, ataca a la familia, manipula la información distorsionando, inventando o silenciando noticias. La “pluma roja” condiciona a los escritores, a los músicos, a los cantantes, a los pintores, puesto que solo elogia a los que se manifiestan en una determinada línea, mientras vapulea o silencia a los otros, con lo que consigue la subversión general de la cultura.Se dedica a pastorear el rebaño del esnobismo intelectual. Se mofa de la historia de España. Se fascina con la decadencia, degeneración y depravación social que el mismo ha contribuido a crear.La “pluma roja” es capitalista en lo económico e izquierdista en lo moral y en lo espiritual.La “pluma roja” es el resultado de la unión bastarda entre la finanza y el progresismo. La derecha liberal (igualmente bastarda) ni puede ni quiere contrarrestar la influencia mediática y cultural de la izquierda.Del vacío ideológico y cultural se ha pasado al esperpento mimético, y así tenemos a un Aznar admirador de Azaña y de las brigadas internacionales, que al mismo tiempo condena (con su silencio cómplice) el Alzamiento Nacional del 18 de Julio. Con el partido popular en el poder, a la izquierda ya no le queda más recurso que apelar al resentimiento histórico para no aburrirse, pero incluso así, es superada por la estupidez histórica del Aznar y su P.P.Con el P.P. o con el P.S.O.E. (que son lo mismo) tendremos monopolio de la cultura de izquierda con el ataque a Dios, la Patria y la Justicia que ello supone. Mientras tanto, un pueblo oprimido y aturdido no sabe que camino coger.La opinión pública está atontada y anestesiada por el terrorismo intelectual del sistema.Pero si no queremos que todo se desmorone, habrá que superar una época que se hace irremediablemente vieja.Habrá que construir un mundo nuevo en el que Dios y España recobren el glorioso lugar que les corresponde.

Rafael Castela Santos

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